El Dr. Andrew Huberman ve la nicotina como una sustancia con efectos complejos en el cerebro y el cuerpo. Reconoce que la nicotina es una de las sustancias más comúnmente consumidas en todo el mundo, principalmente a través del tabaco fumado, pero también mediante otros métodos como el dip, el rapé, los parches, el chicle y las pastillas. Él enfatiza la necesidad de separar la discusión sobre la nicotina de los métodos de administración.
El Dr. Huberman discute el papel de la nicotina como un potenciador cognitivo, particularmente a través de su interacción con los receptores de acetilcolina nicotínicos en el cerebro. Señala que la nicotina puede aumentar la relación señal-ruido de la información sensorial, lo que lleva a una percepción y enfoque más claros. Sin embargo, también señala que la nicotina es adictiva y puede provocar síntomas de abstinencia, incluyendo una disminución de los niveles de dopamina por debajo del nivel basal, lo que contribuye al anhelo de más nicotina.
A pesar de la naturaleza adictiva de la nicotina, el Dr. Huberman menciona que existen ciertas condiciones bajo las cuales la nicotina podría usarse específicamente para mejorar el rendimiento cognitivo, como en el caso de un estudio que involucró el desempeño de jugadores de béisbol, donde el chicle de nicotina mostró una mejora leve pero significativa en el rendimiento cognitivo y motor.
También comparte una anécdota sobre un neurocientífico ganador del Premio Nobel que consumía chicle de nicotina para mantener la función cognitiva y protegerse contra el deterioro cognitivo, jurando por sus efectos de mejora del enfoque.